Coincidiendo con una primaveral, aunque algo ventosa y fresca mañana de mayo un buen grupo de pacifistas y antimilitaristas se dieron cita ayer domingo 20 de mayo en el punto más alto de la geografía alicantina para reivindicar, un año más, la completa desmilitarización y protección ambiental de la Serra d’Aitana, la más alta y emblemática de estas tierras cuya cumbre permanece inalcanzable a montañeros/as y amantes de la naturaleza en general por encontrarse en el interior de un enorme recinto militar al servicio de la vigilancia y espionaje aéreo con fines bélicos mediante uso de radar.
En esta ocasión hubo una participación muy digna, exactamente 64 personas (como un 50% más que en los dos años anteriores), lo cual muestra que esta reivindicación cada vez es hecha suya por un mayor número de personas. Si bien es cierto que aún estamos lejos de despertar la masiva contestación social que sería precisa ante esta realidad militarista y otras más que están también muy cerca de nuestras vidas cotidianas aunque no nos demos mucha cuenta. Poco a poco pero sin desmayar iremos andando estos caminos.
En la edición de este año volvimos a un formato que ya habíamos realizado anteriormente y la marcha partió desde las puertas del Safari Aitana para –recorriendo algunos de los kilómetros más bellos de nuestra tierra- llegar ante las vallas que cierran el acceso a los radares de la base militar de Aitana. Allí encontramos también un inusitado (por el número elevado de efectivos) despliegue de la Guardia Civil, también de más envergadura que los años anteriores.
Ante dicha verja se procedió a la lectura del manifiesto de este año; un amplio repaso por las realidades militaristas crecientes que envuelven y enfangan nuestra sociedad, desde el gasto militar hasta la guerra de Afganistán, pasado por la introducción de España en el siniestro escudo antimisiles. Se reivindicó un año más la completa desmilitarización de Aitana y se animó en cambio a la sociedad a asumir los valores de la paz, el antimilitarismo y el compromiso medioambiental. Durante este acto político por suerte no hubo ningún incidente reseñable con las fuerzas militar-policiales que lo rodeaban.
A continuación nuestro compañero conocido como Capitán España nos deleitó con un divertido Auca de ciego en el que se narró la historia de la militarización y la desmilitarización de Aitana, recordando la acción antimilitarista de 2008 en la que un grupo de activistas traspasaron la doble valla para poner la bandera de la paz en mismo vértice geodésico de la sierra, en plena instalación militar y a unos pocos metros del radar.
Tras este divertimento lúdico se realizó el tradicional almuerzo montañero entre los pinos. A destacar, entre otras, las cocas ecológicas hechas con masa madre aportadas por alguna integrante de Tortuga.
A partir de ahí comenzó la parte lúdica y deportista del día. Una gran mayoría de participantes realizaron, como es tradicional, la marcha montañera a la cumbre (unas tres horas y algo), y un grupo, con algunas niñas y niños se quedó pasando el día en la Font del Arbre, o más bien en un lugar cercano más protegido del aire en el que se estaba a gusto.
Cuando bajó el grupo expedicionario se hizo la comida de cabaset en el citado prado al solecito, y a los postres hubo incluso un debate dinamizado sobre la actual situación socioeconómica, los recortes, la revolución, cosas de esas. También comentamos alguna que otra cuestión sobre la Objeción Fiscal al Gasto Militar. Un día bien aprovechado que también sirvió para que nos conociéramos o nos volviéramos a encontrar gentes de distintas comarcas de estas tierras del Sur del País Valencià.
Fins al any que ve.
Via Tortuga