Del 27 al 29 de febrero tendrá lugar en Barcelona una nueva edición del Mobile World Congress. Es una cita de gran relevancia dentro del mundo de las comunicaciones.
Sólo al 2011 este congreso tuvo más de 60.000 visitantes de 200 países (?); participaron delegaciones gubernamentales de 131 países; 1400 empresas expositoras y toda la plana mayor de las cúpulas directivas de las multinacionales del sector.
Ahora bien, mirando el programa del Congreso asombra ver que no se abordan ni se buscan soluciones en los impactos que esta industria está provocando en todo el mundo. Creemos que las empresas extractivas de los minerales necesarios para la industria de la telefonía móvil necesitan hacer un profundo y urgente proceso de reflexión sobre sus prácticas, al tiempo que los representantes de los gobiernos tienen el deber de trabajar para establecer políticas internacionales y promover la responsabilidad exterior de sus empresas.
Así, tenemos que por un lado que se obvia que en el proceso de obtención de los minerales necesarios para fabricar estos productos se vulneran sistemáticamente los derechos de buena parte de las poblaciones locales, en muchos casos a base de trabajo forzado en las minas, de la exposición de personas trabajadoras a sustancias tóxicas, de la militarización de estas zonas por parte de seguridad privada y que incluso han llegado a provocar guerras; y por otro lado, la realidad que todo esto no sería posible si no fuera con la complicidad de los propios gobiernos del Norte donde estas empresas tienen su sede y a veces de gobiernos locales corruptos. Empresas como Apple, Nokia o Ericsson, para citar sólo algunas, han sido denunciadas en varias ocasiones por la sociedad civil por estas prácticas.
A todo esto se suma la ausencia de reflexión sobre la disponibilidad de los preciados minerales. La cantidad presente y accesible de estos recursos es limitada, pero ni tanto sólo encontramos en el programa del congreso cuestiones inmediatas y cercanas cómo son el reciclaje de teléfonos o el alargamiento de su vida útil. Constataciones así ponen en entredicho la voluntad real del sector de las telecomunicaciones de andar hacia una transición del insostenible modelo de consumo que tenemos hacia un sistema socioambientalmente justo, equitativo y respetuoso con las personas, las culturas y el medio.
El modelo de crecimiento que nos ha traído a la crisis actual, nos obliga a entender que la sostenibilidad no es un valor añadido sino una premisa indispensable para poder garantizar un escenario de convivencia entre nosotros, la especie humana, y lo que nos mantiene, el planeta Tierra.
Por todos estos motivos queremos aprovechar el eco y la capacidad de un acontecimiento de esta magnitud para replantearnos como nos relacionamos con el entorno, qué impactos tiene nuestro consumo, abrir camino hacia otras formas de sociedad donde todo el mundo tenga lugar y exigir que foros de estas características afronten los debates medioambientales y sociales necesarios.
Firman este comunicado:
Ingeniería Sin Fronteras, Entrepobles, EdPAC, Grupo de Investigación en Derechos Humanos y Sostenibilidad, Red del Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG) Col•lectivo RETS y otras entidades.